Ilustración:Horacio Silvestri |
Textos inéditos, extraídos de un libro de próxima aparición.
***
Sobre una mujer que nació y creció cerca del
mar: la pachorra del agua, la tempestad, la calma chicha. Olió sal en el viento.
A los veintisiete murió en otro continente.
El mar edifica en la mente un mundo difícil de
recorrer con la vista. Su vastedad es desalentadora. Pero vivir en sus orillas
es más sano: lo dicen algunas revistas. De esto hablan los que están sentados a
una mesa azul. Son cinco y es la noche del 31 de diciembre. Comieron pan de
atún con ensaladas de remolacha, zanahoria y rábano. Alguien acomodó en la mesa
bananas, manzanas, pan crujiente y sirvió té.
Una delicada armonía que se va a romper, como
las olas destrozan la costa y se llevan los cangrejos al centro de la tierra.
***
Los japoneses escriben
de la cabeza a los pies.
Los pensamientos pasan
por el corazón,
viajan a través de los
demás órganos
y se meten en la
tierra.
Presten atención:
parten desde el cielo.
En occidente se escribe
de costado.
¿Se imaginan si los
japoneses hubieran invadido América?
Me van a decir que son
fríos,
obsesivos, que se
inclinan ante todo.
Pero los japoneses
escriben desde el cielo.
***
un incienso te deja lentamente
en oscuridad
como el deseo
¿cómo es escribir un
montón para despistar?
y está ese músculo
fuerte y fibroso
y lunático, de luna en
el ático
¿cómo es escribir y
tener miedo a que te entienden?
¿qué hacer
con el excedente de
las pasiones?
esto no es
lo que quería
decirles.
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