martes, 25 de septiembre de 2012

El conflicto agrario entre la Homogeneidad y la Heterogeneidad

ENTREVISTA A JORGE ROZE

(Por María Laura Blanco) “Quisiera que me expliquen ¿qué es eso de ‘yo estoy con el gobierno’ o ‘yo estoy con el campo’? Porque se están viendo las cosas más confusas que el ‘campo’ y el ‘gobierno’ ” expresó el investigador Jorge Roze, entrevistado por Waykhuli. “Como crítico social, mi trabajo es en realidad, precisamente ése: transformar lo que se presenta como homogéneo en heterogéneo”.


En los últimos cuatro meses la Argentina vivió otra de las recurrentes sacudidas a las que nos venimos acostumbrando en el último tiempo. No sabemos qué porcentaje de argentinos sufrió, acompañó o reprochó el conflicto que se supo presentar con diversos nombres: “campo vs. gobierno”, “oligarcas vs. pueblo”, “golpistas vs. democracia”. Lo que sí sabemos es que, de todo lo que escuchamos en los medios de comunicación y de lo que muchos vimos “en vivo y en directo”, nos supimos encontrar con una heterogeneidad de tal dimensión que llegado un punto se nos presentó todo demasiado difuso. Y la verdad es que semejante galleta no la desenredamos tan fácil.
Frente al “homogéneo” (para ellos) – “heterogéneo” (para nosotros) conflicto, entrevistamos Jorge Roze, que elaboró numerosos trabajos de investigación sobre el movimiento de las Ligas Agrarias chaqueñas de los años ‘73-76, para trazar un posible paralelo entre lo que fue aquel movimiento y el conflicto actual, pero reflexionando principalmente respecto de la crisis política que enfrenta el gobierno hoy en día.

Jorge Roze: Es difícil establecer una conexión entre lo que fue el movimiento de las ligas agrarias de los ’70 con lo que está sucediendo en el conflicto actual “campo- gobierno”.
Aquí, como entonces, no hay una burguesía que se beneficie directamente en tanto sujeto enfrentado con el “campo”. No es como en aquel el caso donde estaban discutiendo dos o tres empresas monopólicas (con Bunge y Born como cabeza visible) contra “el Chaco como corporación” como denominé a la alianza local.

Waykhuli: Si bien se hace mucho hincapié en la importante producción del sector sojero, dentro del campo encontramos otro tipo de producción donde se puede percibir tal vez con mayor claridad la diversidad de productores y la existencia de pequeños productores. En función de esto: en el conflicto actual ¿se puede hablar estrictamente de burguesías en el campo? ¿No se presenta una política económica homogénea pensando en la “burguesía sojera” pero que abarca a todo el sector agropecuario?

J.R: El tema es de nuevo, una fracción de burguesía que hizo punta, la otra fracción que aprovecha esta cuestión crítica y tienen la capacidad de construir una alianza social para golpear esa política de gobierno, pero justamente la cuestión a dilucidar, es en esta alianza social quiénes son sus componentes y dónde se produce el corte para abajo.
Porque al leer al MOCASE (Movimiento de campesinos de Santiago del Estero), al MOCAFOR (Movimiento de campesinos de Formosa), a los indígenas, al leer las declaraciones de todas aquellas fracciones, yo te diría proletarizadas o más cercanas al proceso de proletarización que Federación Agraria Argentina, se ve que estos sectores no discuten cuestiones de plusvalía sino condiciones de existencia directamente. Ahí es dónde empezamos a establecer cortes que nos permitan entender las cuestiones en juego más allá de los discursos hegemónicos.
Y así, debemos tener en cuenta, preguntarnos cuestiones como ¿qué se esta discutiendo? ¿quién tiene la hegemonía del discurso? En términos de beneficios ¿a cuántos van a alcanzar los mismos? A ¿quién dominantemente van a alcanzar los beneficios respecto al termino de las bajas de retenciones?
Después hay que considerar el discurso del gobierno, que a mi parecer no es un discurso irracional, loco, partidista. Si bien hay un trasfondo de alguna fracción de burguesía que va a acumular a través de las retenciones de forma indirecta, también hay una distribución objetiva de esa plusvalía que sin retenciones va a quedar (por así decir) en manos de esos cinco tipos, el 80% del beneficio en manos de 5 corporaciones y el 20 para toda la otra comparsa que le sigue atrás[1]. No olvidemos de pensar en los grupos internacionales vinculados con la agricultura capitalista: Cargill, Monsanto, etc.
Creo que hay como mucho hilo para cortar ahí.

W-Llegado un momento, el problema, que se había presentado como una cuestión económica, parecía inclinarse a una cuestión puramente política. Esto se pudo percibir más en el plano de los discursos, en el cual se utilizaron modos violentos. Y se veía continuamente la imagen de sometimiento y obediencia. Un discurso violento de ambas partes. Frente a esto Roze nos dice:

“Vos, decís como que hay un pasaje a lo político, sí es cierto.
Ocurre que, cuando se constituye una fuerza social determinada con un objetivo, en general siempre se constituye más de una fuerza social. Así, cuando una fuerza social lanza una ofensiva dominantemente política, obviamente hay otras fuerzas sociales que se están alineando contra esa política.
Insisto, en la década del setenta no eran directamente los productores los que se pelaban contra Bunge y Born: era una fuerza social constituida por el Chaco 'como corporación': cooperativas, Ligas, la CGT, alguna fracción del gobierno, los comerciantes, las cámaras empresarias, etc. Contra el capital industrial monopólico que suponía también una fracción de la clase obrera que orgánicamente opera con ese capital, de alguna manera se relacionaba- política o socialmente- con esa fracción. Bittel mismo, en tanto cuadro de la alianza triunfante en las elecciones nacionales del ’73, actúa como un tipo del capital industrial monopólico al momento de asumir. Por eso el enfrentamiento con las ligas.
Insisto, siempre tenemos dos fuerzas sociales, y en este caso alrededor del 'gobierno' se estructura una fuerza social. Por ejemplo, D’ Elía en última instancia y sus piqueteros; ahí de nuevo tendríamos que revisar qué fracciones sociales específicamente son ésas, si son desocupadas, si no los son.
En cualquier análisis que hagamos tenemos que partir de dilucidar estos dos ámbitos de enfrentamiento que se etiquetan más allá de sus contenidos reales; en este caso como 'campo' o 'gobierno'. Que además cuando se etiquetaron se perdió la diversidad, se perdió la posibilidad de inteligibilidad del proceso y estamos pelando consignas.
Yo escucho que dicen 'Yo soy el campo, yo estoy con el campo', Franja Morada aquí en la Universidad. O los que dicen defender el 'gobierno'. Quisiera que me expliquen ¿qué es eso de 'yo estoy con el gobierno o yo estoy con el campo'? Porque se están viendo las cosas más confusas que el campo y el gobierno".

"Como crítico social, mi trabajo es ese en realidad, es desarmar, justamente transformar lo que se presenta como homogéneo en heterogéneo; en la multiplicidad de sus componentes. Ese gran paquete abrirlo y ver que cosas tenemos".

W:Hemos visto a D’Elía usar la violencia “en defensa del gobierno” y al gobierno respaldándolo. ¿No respaldó el gobierno de Kirchner –como el de Bittel en su momento- una forma ilegítima de la violencia, la misma que condenó en otros sectores?

J.R: Sí, claro y lo dijo claramente. Lo dijo Alberto Fernández, lo dijo después también Kirchner. Evidentemente son estrategias posibles, parapoliciales, que tienen que ver con la limitación normativa en la que los tipos tienen que mantenerse. Las 3 A tienen que ver con eso, Perón organiza las 3 A para alinear a la gente de su partido, y termino siendo una de maquina de matar.
También tenemos que empezar a entender éstas formas de violencia ilegítima como tecnologías sociales operadas por el poder. Es una tecnología del poder constituido cuando este tiene las manos atadas para usar “legalmente” sus fuerzas represivas.
Empezar a hablar de coacción tiene que ver en mis trabajos actuales con una nueva etapa, en términos de mi libro “Lucha de clases en el Chaco contemporáneo”. En el libro lo que vas a encontrar, no serán muchos enfrentamiento, pero sí se pueden hallar alineamientos, alianzas, políticas, etc.
Mis hipótesis, refieren a que alrededor de un proceso económico centralmente, o de la constitución de grupos económicos o de grupos de burguesía, indisolublemente existen procesos de coacción.. Es decir, dar vuelta el bordado y mirar la trama, por la parte de atrás.
Así, lo primero que uno ve es que todos estos procesos tienen -abajo de si-, formas de coacción, económicas o no, directas o indirectas, a través de políticas, etc.
Esa es una nueva lectura que estoy inaugurando y que la usé con lo que tenía de inmediato, en el trabajo “Coacción y acumulación. El caso de las ligas agrarias en el Chaco” por que después hice un trabajo con lo que fue el Comando de Organización en el Chaco en la época de Bittel, es una nueva línea que estoy empezando a trabajar.

W: Pero, el discurso que utilizó el gobierno, donde claramente acusaba al “campo” de promover un golpe de estado, generando indirectamente, el terror en todo el cuerpo social. ¿No fue en algún punto descabellado y confuso?

J:R: Rubén Dri plantea algo de eso en un artículo que sacó en el diario Pagina/12. Hay en mucha gente toda una imagen de inicio de golpe. Que no es tan loco, a nivel de lo que sería la interna del peronismo, no volverían los militares, pero podríamos ver que ciertas consecuencias de estas políticas, o ciertos caminos serían liquidados (por ejemplo, los derechos humanos). Estoy pensando si toma el poder Duhalde, concretamente, que es lo más posible de ocurrir.
¿Por que digo esto? Dualdhe es un hombre que estuvo siempre cerca del poder, ahora no esta siendo representado en esta política del gobierno. Digo todo esto pareciera.

W: Por último Jorge ¿es muy loco, pensar que el miedo de golpe de estado en el pueblo, viene más a colación del “terror” a caer en una crisis económica como la del 2001, que en un terror a que se vuelvan a violar los derechos humanos?

J.R: Mirá los que trabajamos en derecho humanos, todos los intelectuales críticos tenemos una especie de imagen de creer que la sociedad nos acompaña y no hay que estar muy seguros de ello.
Ése es el primer estado de conciencia que tenemos que asumir, el hecho es que cada vez que se afecta el bolsillo reaccionan ciertas fracciones sociales, y que por el contrario si afectan ciertas condiciones humanas a otros, no importa tanto.

[1] Aclaración posterior del entrevistado: Los datos actualizados a 2007 que ha presentado el propio Gobierno indican que el 4% de los productores de soja da cuenta del 60% de la cosecha, mientras que el 85% sólo produce alrededor del 20 por ciento

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