miércoles, 26 de septiembre de 2012

Sobre lectura y analfabetos

 EDITORIAL
Podíamos, pero no queríamos obviar el tema. Acá, una crónica breve de los hechos. Luego, algunas ideas que quedaron picoteando la cabeza. En este número, te regalamos un yuyo de perfume suave y dulzón, con propiedades digestivas, antiácidas y antidepresivas, ideal para que le pongas al mate luego de recordar o ponerte al tanto sobre lo que sigue.


CRÓNICA
1.    Tras la presentación del libro Arquitextos, editado por Cultura de la provincia, en la feria del libro de Coronel Du Graty, la concejala Barbero y algunos docentes acusan al libro en un portal de noticias de obsceno y hacer “apología de la pedofilia”. 
2.    Esa misma tarde, el ministro de Educación Francisco Romero responde públicamente en una entrevista radial que el libro será sacado de circulación y de todas las escuelas.
3.    Cultura de la provincia aclara que el libro jamás fue pensado como literatura infantil, cosa que cae de suyo con ver el tono teórico de la introducción: sus lectores son escritores, docentes, bibliotecarios; adultos en general.
4.    La denuncia se difunde en medios de comunicación nacionales.
5.    Al día siguiente los diarios locales dan cuenta de que el vice gobernador Bacileff Ivanoff pidió sumario administrativo para los responsables de la edición y que se aparte de sus funciones a la directora del cargo, Graciela Barrios.
6.    En la misma mañana que se da a conocer el pedido del ejecutivo y menos de 24 horas después de sus declaraciones anteriores, Romero afirma –contra lo que había dicho antes- que en realidad el libro jamás se distribuyó en las escuelas y subraya que el Instituto de Cultura es un ente autárquico.
7.    La noticia se instala como el hecho central de la agenda mediática. Públicamente no circula la versión de los talleristas implicados, como Mario Caparra, Roberto Mateo, Marina Coronel, Lucas Ameri y Myrian Castillo (que aparecía como autora de uno de los textos más cuestionados). Los comentarios en los principales portales muestran que una gran parte de los lectores adhiere a la pobrísima interpretación de la concejala, aún sin haber leído el libro.
8.    Voces del quehacer cultural se manifiestan en distintos medios y redes sociales a favor del trabajo de los trabajadores de Letras y de la no censura del texto: Martha Bardaro, Luis Argañarás, Peco Tissembaun, Pablo Black, Alfredo Germignani, Mariano Quirós, Mónica Kreibohm, Atilio Fanti, Eduardo Molina, Mario Ramírez, Alcides Colman, Nidia Piñeyro, Diego Romero, Cecilia Ramirez, Marcelo Caparra, Rocío Navarro, Gustavo Campos, etc.
9.    Las últimas valoraciones oficiales desde Cultura fueron que el libro no es literatura infantil, que nunca se distribuyó en escuelas, que es un texto valioso como también lo es el trabajo de la red de talleres Tomemos la palabra, cuya experiencia se refleja en Arquitextos.

SABOR
Pasado el sabor amargo de tanto agravio gratuito, ahora habría que discutir cómo es posible que tengamos un periodismo tan mediocre. Porque señorasBarberos hay en todos lados, y hasta nos atrevemos a decir que ella es dueña de afirmar y seguir afirmando que el libro ES una apología de la pedofilia. El problema está en que haya medios tan serviles que reproduzcan y hagan propia la denuncia. Luego llegan otros medios (más grandes, nacionales) que encuentran en esto un arma para pegarle a Capitanich. Cuervos, cuervos y cuervos. En el medio, todo esto, ayudado por un ministro que interpretó que las papas que tenía que salvar NO eran las de los trabajadores -y otrora compañeros de militancia- de la Red de talleres sino las de su rango ministerial.
Comunicación es política. Puede ser, en tanto, política de la buena, de la que nos hace crecer espiritualmente; o puede ser esto que fue: un ministro que sale a salvar las papas calientes que no tenían por qué existir. Porque una concejala puede ver pedofilia o mal gusto en Arquitextos. Pero que un ministro de Educación le dé la razón en radio diciendo que se sacará de circulación el texto, eso, es gravísimo. Y más que grave, poco serio, fue que al día siguiente se desdijera.

SECUELAS
¿Cuál es la falta que se imputa? ¿Aún alguien –que haya leído los textos en el contexto del libro- sostiene que hay apología de la pedofilia en el texto?
¿Qué seguridad hay sobre los puestos de trabajo de los talleristas y la directora de Letras del Instituto de Cultura?
¿Quién limpia sus nombres?
¿Cómo continuará el trabajo de la red de talleres Tomemos la palabra?
¿La posibilidad de que el libro deje de distribuirse, promocionarse y salga de circulación es sólo un fantasma?
¿Si el libro dejara de circular, habiéndose aclarado que el libro es para adultos, no estaríamos acaso ante un acto de censura?

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