miércoles, 26 de septiembre de 2012

Las '80 / M. Laura Blanco

“También en Raísa, ciudad triste, corre un hilo invisible que une por un instante un ser vivo con otro y se destruye, después vuelve a tenderse entre puntos en movimiento, dibujando nuevas, rápidas figuras de modo que en cada segundo la ciudad infeliz contiene una ciudad feliz que ni siquiera sabe que existe”
Italo calvino. Las ciudades invisibles

El Centro Cultural "Las 80" se ubica en Fontana a unos 7 kilómetros de Resistencia. Precisamente en el barrio 80 viviendas, bordeando una de las lagunas perdidas que rodean la ciudad. Funciona en uno de los  centros comunitarios abandonados de la municipalidad de Fontana. Waykhuli los visitó para conocer las múltiples dificultades que enfrenta la gestión cultural en las periferias de nuestra capital.

Gustavo vive en Fontana hace apenas dos años, es teatrero y docente de nivel primario;  el primer año que llego a Fontana, creó un grupo de teatro comunitario. Hoy por hoy está a cargo del Centro Cultural Las Ochenta, a pesar de que entre queja y queja confiesa que se siente más "un administrador de la UNICEF y el municipio que como director" y no parece agradarle en absoluto.

“Cada vez que conseguimos organizar actividades o talleres que implican un contacto por ejemplo con el CECUAL[1], empiezan a decirme que tengo que fijarme cuestiones políticas, pedir permiso al municipio para saber si coinciden políticamente. Eso jode mucho a la hora de gestionar y armar actividades, cualquier cuestión que queramos organizar tenemos que tramitar slogans políticos con el municipio.”

Mientras Juan Pablo, el tallerista de artes plásticas, prepara en cada descartable los colores para pintar garabatos en las paredes con los chicos del centro, Gustavo hizo cinco viajes en busca de algo que suplante a la escalera que no tienen, las sillas que no hay y las pinturas que no lograron conseguir.

Juan Pablo al llegar, nos comenta que durante la semana había visitado al municipio para pedirle algunas de las tantas cosas con las que se comprometieron a ayudar al centro, pero siempre dio la casualidad que todos estaban muy atareados, como para escucharlo. Así que los tachos de pintura que se consiguieron, fueron donación de las casa de cada uno de los profes.

“Nuestra idea es más bien un centro cultural que sirva para juntarse, encontrarse. Un centro de expresión” comenta Gustavo mientras alcanza un tereré.

Me animo a garabatear en las paredes y me quedo pensando en esa idea “que sirva para juntarse, encontrarse”. Pero él continúa y me ayuda a entender por qué es eso tan importante. 

“Me di cuenta de que la gente que vive en Fontana no se siente identificada con la ciudad. A teatro viene gente que por ejemplo, vive hace quince años en Fontana y hasta el día de hoy me dice con firmeza Gustavo, yo de Fontana me voy a ir un día. Es como que no se sienten parte de Fontana.”

Paralelamente en el salón están ensayando una obra de teatro algunos de los chicos que se levantaron un sábado a la mañana a participar en el centro; en el fondo del salón está sentada una abuela que busca conversación a cada uno de los que se cruza.

¿Quién es la abuela aquella? Pregunto. Entre sonrisas, todos me cuentan que es una señora muy mayor que vive en el centro comunitario hace quince años, luego de que una inundación le hizo perder su casa. Ella no tiene problemas en abandonar el centro, siempre y cuando el municipio le consiga una vivienda digna. Al parecer este requisito le está costando al municipio; le viene costando desde hace 15 años.

Mientras tanto “la abuela”, funciona como una suerte de guardiana del salón, inclusive opinando sobre las obras de teatro que se ensayan con los chicos.

De apoco, me voy despidiendo de cada uno de los chicos para volverme a Resistencia, Gustavo me propone cargar la bici en la camioneta y dar un paseo por Fontana.

Conozco una Fontana que la Avenida Alvear no me muestra, miles de lagunas colapsadas de vegetación, la mayoría de ellas lamentablemente perdidas por el abandono.

"Me parece que esta es una parte de la ciudad que no se conoce, la mayoría de la gente se queda con la imagen de la Alvear, motos, autos mucho lío. Y no conocen este otro lado más tranquilo, lleno de árboles" describe.

Estamos apenas a unos diez minutos de Resistencia, “ciudad de las esculturas”, y Fontana no cuenta con más de dos centros culturales, el que conocí este sábado y uno privado: Galatea.

"Hay gente dispersa laburando solo a pulmón en algunos barrios. Ahora me enteré de un pibe que se llama Tito y quisiera encontrarlo para hacer algo en el centro o en otro lado. Pero no sé dónde encontrarlo…"

Gustavo queda pensando, imaginando en cuál de todos los barrios que estamos recorriendo será que puede encontrar a Tito. A lo mejor, porque él sigue caminando todo el tiempo con esta idea de un centro cultural para “encontrarse, juntarse”. Hoy busca a Tito, pero el resto de los días busca -junto a Juan Pablo, Walter y los chicos de teatro- que “Las 80” se encuentre con Fontana y ésta deje de ser una ciudad habitacional de la que todos esperan algún día irse muy lejos.  Busca dar cuenta de que la ciudad infeliz contiene una ciudad feliz que ni siquiera sabe que existe.

Las 80,  punto de encuentro más allá de la Alvear




[1] Centro Cultural Alternativo, ubicado en Resistencia. Dependiente del Instituto de Cultura del Chaco.

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